sábado, 14 de agosto de 2010

El Rescate

POV Gabe

Estábamos todos listos. Tras una cabalgata de un día y una noche, habíamos llegado a la base de las montañas negras. A la pequeña Ashley la habíamos dejado a salvo en una cueva del lado opuesto de las montañas, con todas nuestras cosas. Teníamos el oscuro valle inundado de niebla a nuestra vista. Solo nos hacía falta que Balthamos diera la señal de avance. Sabía que en algún lugar tras toda esa neblina estaba la fortaleza, y con ella, Sam

—Vamos! —Dijo el ángel

Empezamos la marcha, con Balthamos como guía. Avanzamos y avanzamos, sin detenernos jamás. Empecé a pensar que nos habíamos perdido, cuando de pronto vi una confusa mancha oscura entre la niebla. Cabalgamos más rápido hacia allá, pero de pronto Soul empezó a inquietarse, y amenazaba con tirarme. Intente calmarlo, pero solo Sam podía hacerlo. Entonces el caballo blanco relincho fuertemente, me tiro al suelo, y corrió hacia la mancha oscura

Intente seguirlo, pero era mucho más rápido. Entonces paró en seco, y regreso a donde estaba. Balthamos me dedico una sonrisa. Quizá le había explicado al caballo que moriría si no se ceñía al plan. Volví a montarlo y recorrimos el corto trecho hasta la fortaleza

Rodeamos el muro, hasta la entrada. Ni guardias ni ningún tipo de defensa. Me pareció sospechoso, o quizá es que nadie esperaba encontrarse una fortaleza negra a mitad de un mar de niebla. Dejamos a los caballos junto al portón, nos esperarían hasta que saliéramos, si es que salíamos

Balthamos nos llevo uno por uno dentro del muro de la fortaleza. Luego dimos un rodeo hasta la parte trasera, donde se supone que había una puerta de madera. La tuvimos que romper, pues no había de otra. La puerta llevaba a la cocina. No había nadie tampoco. Extrañamente, la neblina había logrado introducirse en el siniestro castillo, pero algo había en esta, que se apartaba de todos nosotros, a diferencia de la de afuera. Salimos de la cocina a un oscuro corredor desierto

—Las mazmorras están por aquí—dijo Balthamos, en un susurro apenas audible

Lo seguimos por el pasillo, hasta una salita, donde había unos cuantos muebles y una chimenea apagada. Al parecer era una especie de sala común. Un siseo extraño surgió de detrás de uno de los sofás y un peculiar olor invadió la estancia. Una risa malvada recorrió las paredes y nos estremeció a todos

Hicimos caso omiso de aquello y seguimos avanzando por pasillos y corredores, todos sumidos en la niebla. Bajamos por una escalera que poseía una muy tenue iluminación. La maligna carcajada volvió a resonar por todo el castillo. Pude sentir la llamada de Sam, que desesperada se aferraba a sus últimos jirones de cordura. Tendría una semana encerrada cuando mucho

—Ya voy, Sam. Ya voy cariño mío—susurre, esperando que me escuchara y seguí caminando hacia la palpable desesperación de ella

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Bien, tras un lapsus mental de falta de inspiracion, por fin tengo el siguiente capitulo

perdon si esta muy corto, pero no me tardare en el siguiente ;D

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